Los representantes de los países que se han dado cita en la COP 16 dicen estar listos para atender los desafíos de conservación que enfrentamos ante la pérdida de biodiversidad del planeta. Una parte de los diálogos se han centrado en las posibilidades de convertir el capital financiero en capital natural. ¿Qué retos representa este traslado? Aquí van algunas reflexiones al respecto:
¿Se generan derechos sobre la tierra ante el pago por conservación? Los mercados de carbono, ya sea regulados o voluntarios, están ofreciendo esquemas donde las empresas privadas pueden participar para alcanzar sus metas de cero-emisiones de carbono (ojalá que antes de alcanzar el 1.5° C). Sin embargo, hay alertas sobre estas opciones debido a que pueden generar problemas en los derechos sobre esos territorios, sobre el acceso y la titularidad de tales derechos. Además, en muchas de estas comunidades indígenas y locales, los derechos sobre la tierra son colectivos. Estamos entonces, nuevamente, ante la disyuntiva (yo creo que es falsa) entre las decisiones individuales y/o los impactos colectivos (sugerencia de lectura: https://doi.org/10.1016/j.jenvman.2023.119921).
¿Qué esquemas de gobernanza funcionan? No sabemos todavía qué formas de gobernanza podrían favorecer la eficacia de estos instrumentos, ya que son muchas las maneras de organización en las comunidades locales y pueblos, además de la gran diversidad de actores involucrados (ya que, en muchos casos, la academia y OSC van acompañando estas iniciativas), las experiencias y memoria comunitarias, los conocimientos tradicionales y las perspectivas de las personas que conforman la comunidad (p. ej. las expectativas que tienen los jóvenes sobre el territorio pueden ser distintas a aquellas de las personas mayores), entre otros aspectos. Es importante reconocer que los mercados de carbono o de biodiversidad, como una forma de traslado del capital financiero al natural, requieren la creación de nuevos acuerdos basados en la vida y aspiraciones locales, y que en buena medida involucra comprender otros sistemas de conocimiento y epistemologías (sugerencia de lectura: https://doi.org/10.1177/00471178241269764).
- El tercer punto es preguntarnos si seguimos atendiendo la sustentabilidad de forma segmentada, ¿podríamos diseñar políticas que no requieran la fragmentación de los sectores y/o de las relaciones entre las personas y la naturaleza? Recordemos que el capital financiero se ha construido a costa del socionatural, generando desigualdades en términos económicos y de representación política. ¿Quiénes serán los ganones de este traslado del capital financiero en natural? ¿Será que se podría apostar por la recuperación de las trayectorias socionaturales, en vez de considerar a la naturaleza como algo separado de la vida colectiva? La justicia es parte de la sustentabilidad.