En días recientes, el Vaticano publicó una nueva exhortación apostólica Laudate Deum del Papa Francisco, una continuación de la encíclica Laudato si’, sobre el cuidado de la casa común, publicada en 2015. Se trata de una sentida advertencia ante las consecuencias del calentamiento global. En ella el papa refrenda el indudable origen humano de la actual crisis climática, advierte que después de 8 años no estamos reaccionando lo suficiente, por lo que estamos cada vez más cerca del punto de ruptura.
Ante esta situación imperiosa, en poco más de 8 000 palabras, el Papa Francisco sugiere que un cambio generalizado en el estilo de vida occidental irresponsable, junto con decisiones políticas y una transición a fuentes de energía renovables, pueden tener un impacto significativo a largo plazo en la sustentabilidad ambiental. En este sentido, el texto resalta la necesidad de que políticos y líderes empresariales prioricen la transición a las energías renovables y la adaptación a los daños del cambio climático, ya que estos esfuerzos pueden generar numerosas oportunidades laborales en diversos sectores. El Papa advierte de manera enfática que, el poder concentrado en manos de una pequeña porción de la humanidad es arriesgado y puede llevar a la destrucción de la vida.
Además, el Papa retoma las preocupaciones sobre las consecuencias negativas del paradigma tecnocrático, que ha trastornado la relación armoniosa entre los humanos y el medio ambiente. Por lo que destaca la importancia de reconocer los límites del poder humano y replantear el uso del poder de manera responsable y ética.
Finalmente, se enfatiza la interconexión de los humanos y el medio ambiente, abogando por un cambio de perspectiva de ver la naturaleza como un recurso de explotación ilimitada a reconocer que los humanos son parte de la naturaleza. El texto desafía la noción de naturaleza como un mero recurso para la explotación ilimitada, enfatizando la necesidad de ver el mundo desde dentro.
Si bien, esta segunda parte del pensamiento del Papa Francisco era muy esperada, el trabajo me deja un halo de incompletitud, ya que no se exploran los posibles desafíos o barreras para implementar los cambios sugeridos en el estilo de vida, las decisiones políticas y la dinámica de poder. Por ejemplo, me hubiera gustado leer de la mano del Papa, uno de los líderes más importantes del mundo, un análisis integral de las decisiones institucionales necesarias para ayudar a desenmascarar la información falsa sobre la sustentabilidad entre la población católica.
En general, si bien este nuevo texto plantea puntos muy importantes sobre la necesidad de cambio y la interconexión de los humanos y el medio ambiente. Si bien, destaco el llamado sobre la urgencia de no posponer su atención, también echo de menos un análisis en profundidad, evidencia de apoyo y consideración de posibles propuestas para reconstruir una relación armoniosa entre los humanos y el medio ambiente. Me parece, que esa es una labor que desde las instituciones jesuitas estamos más que obligados a hacer con una mayor urgencia y un mejor tino.