Si para la mayoría de la gente la problemática climática es una cuestión política, lejana a nuestro cotidiano, a nuestra realidad, para los artistas no es así. Un artista se inspira en la realidad del mundo tal como es y a partir de esta realidad, nos transmite su universo a través de una obra que transcribe su propria visión de dicho mundo.
Los artistas comprometidos son esenciales para cada cambio social y hacen parte de cada lucha para los derechos humanos. Tienen la tarea y la tremenda responsabilidad de hacer un vinculo entre las decisiones tomadas a niveles nacionales o internacionales y los ciudadanos. Permiten un contrapeso frente la complejidad de las leyes: dicen – a veces sin palabra alguna – todo lo que está pasando de manera que todos lo podemos entender.
A eso Olafur Eliasson le llama lenguaje común[1]: donde el arte actúa “como un creador de intercambios en un momento en el que las sociedades se mueren por no entenderse.” Eliasson elabora esta conclusión desde su obra Ice Watch: doce bloques de hielo dispuestos en círculo como la esfera de un reloj que se derriten delante del Panteón durante la COP21 de 2015 en París. Representa 80 toneladas de hielo, o el equivalente al volumen de hielo que se derrite en el mundo… cada centésima de segundo.
Ese lenguaje común, nos lleva a la misma conclusión que Cesar Villanueva cuando al final del texto Relaciones Internacionales y cultura: entre el conflicto y la convergencia globales[2] pregunta si existe “una cultura compartida en el sistema internacional” que permitiría formar una sociedad de Estados.
Por el momento, una pluralidad de culturas compartidas como la cultura ambiental o cultura migratoria parece más realizable que una sola cultura compartida, ya que esto permite atender más puntualmente las particularidades de las realidades socioeconómicas a efecto de consolidar responsabilidades compartidas bajo una noción de equidad, lo cual, facilitaría a los Estados actuar juntos en temas particulares en un primer tiempo para después reforzar su “sociedad de Estados” y seguir fortaleciendo este vínculo hasta formar, a largo plazo, un modelo de gobernanza global, el cual, será efectivo en la medida en que reconozca y garantice el respeto a la dignidad inherente del ser humano como el eje rector para el establecimiento de una paz estable y duradera, en donde los Estados coadyuven en la atención de las problemáticas que continuamente se presentan dentro del ámbito internacional, siendo el cambio climático uno de los más, sino es que el más preocupante de todas.
Lo anterior adquiere una importante relevancia cuando reconocemos que el cambio climático incide directamente en el fenómeno de la migración, lo cual, pone en entredicho la voluntad de los Estados para su debida atención; por tanto, se pone de manifiesto la importancia de la cohesión social, así como de los mecanismos alternativos de solución de controversias de los conflictos socioambientales.
Para ello es necesario que se reconozcan las afectaciones que trae consigo la ausencia de una sensibilización hacia la preservación, defensa y salvaguarda del entorno natural, cuyas consecuencias, agudizan las problemáticas que inhiben la consolidación del proceso de mundialización de los derechos humanos. Bajo esta tesitura, no podemos dejar de lado la importancia del papel de la ciudadanía sobre estos temas, cuya atención, requiere no solo del establecimiento de derechos y obligaciones, sino de la articulación de un proceso de conciencia sobre el derecho humano a un medio ambiente sano y la necesidad de ir más allá del antropocentrismo.
Así, a través de su expresión en forma de denuncia, los artistas dificultan la posibilidad de que la impunidad pueda esconderse tras la incomprensión o la ignorancia, ya que el artista comprometido nos lleva a enfrentar la realidad de tal manera que se vuelve imposible ignorar.
La confrontación con una obra de arte nos saca de nuestra zona de confort y esto, nos permite visualizar nuevas posibilidades para entender la realidad; por tanto, el arte permite la generación de un proceso de consciencia sobre la realidad del mundo de la que nacen respuestas, hasta para la problemática climática.
BOSSI, Leticia en colaboración con GUTIÉRREZ PATIÑO, Raúl.
Leticia BOSSI es Licenciada en Derecho por la Universidad Lumière Lyon 2 con Diplomaturas en Derecho español y de Jurista Internacional. Asimismo, es estudiante en Art Dance Internacional y bailarina en la compañía Corps et Sens
Referencias
[1] Fournier, J. (2015, 7 décembre). L’art peut-il nous faire prendre conscience du changement climatique ? Slate.fr. http://www.slate.fr/story/111179/art-changement-climatique
[2] Villanueva C («2014, Mayo). Relaciones Internacionales y cultura: entre el conflicto y la convergencia globales. Oxford University Press. – p.242