Foto: @Eneas De Troya (2020)
A mediados de marzo de este 2020, se instauró un confinamiento voluntario en México a causa de la pandemia mundial por COVID-19. La recomendación del gobierno y las autoridades sanitarias sobre “quedarse en casa” hizo que aumentaran las desigualdades, así como las violencias en contra de las mujeres en el ámbito privado. En estos casi 9 meses se han registrado incrementos en los feminicidios, delitos sexuales y múltiples tipos de violencias[1], lo que significa que este resguardo en el hogar, no implica para todas protección frente al Coronavirus SARS-CoV-2, ya que es al interior de las relaciones de parentesco donde la mayoría de las violencias en contra de las mujeres e infantes se perpetúan.
Las autoridades no han propuesto soluciones a largo plazo, ni de fondo, que permitan atender la complejidad del problema. Se requieren políticas, medidas y acciones que asuman que es un problema estructural que tiene muchas aristas y que se debe que enfrentar desde diversos frentes, que incluya a muchos sectores, actores y actoras, con una perspectiva interseccional que ahonde en categorías como el género, la etnia, la clase, la raza, la edad, los orígenes, los capitales, entre otras.
Uno de esos frentes podrían ser los ecofeminismos[2], entendidos como movimientos sociales, políticos y éticos que plantean una conexión entre la explotación y la degradación del mundo natural, medioambiental y la subordinación y la opresión de las mujeres y otros grupos de género marginados y minorizados. Así, son necesarios cambios estructurales donde se establezcan y se sanen las relaciones entre los seres vivos humanos y no humanos.
Dos de las autoras ecofeministas más importantes, Maria Mies y Vandana Shiva (1993) parten de la idea de que la vida se sostiene por medio de la cooperación, el cuidado mutuo y el amor. La invitación a retomar estos principios, permitiría vislumbrar e intentar construir un futuro diferente, no volver a la “normalidad” de la que tanto se habla en estos días. Debemos reflexionar sobre el daño que hacen los roles y estereotipos de género que asignan tareas diferenciadas a mujeres y varones, donde las de las mujeres carecen de valor; se ponen en tensión bajo condiciones particulares como este confinamiento, donde además se normalizan las violencias.
La pandemia de COVID-19 nos recuerda la fragilidad de la vida y que todas las personas somos seres sociales, históricos y culturales encarnados en cuerpos vulnerables, sociodependientes y ecodependientes que pendemos las unas de las otras para sobrevivir. Frente a esto, los ecofeminismos proponen una ética de los cuidados, donde necesitamos tejer redes de apoyo, así como establecer una relación no destructiva con la naturaleza humana y no humana; apelan al cuidado personal, de las y los otros y de la casa común que es la Tierra. Estos cuidados, históricamente han estado a cargo de las mujeres, bajo postulados esencialistas que nos acercan más a la naturaleza, lo cual debemos cuestionar y cambiar; para dar lugar a que el cuidado humano (que incluye el derecho a cuidar y ser cuidadas) se dé en condiciones equitativas, donde las mujeres no seamos las únicas responsables de él, sino que se dé una co-responsabilidad en función del sostenimiento de la vida (León, 2009; Puleo, 2011).
Referencias:
Bustillos, S. (2005). “ Mujeres de tierra. Ambientalismo, feminismo y ecofeminismo” Nóesis. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, vol. 15, núm. 28, Instituto de Ciencias Sociales y Administración, México, pp. 59-77.
Figueroa W. y Toledo C. (2020). De los discursos a los hechos: Violencias contra las mujeres y la ausencia de políticas gubernamentales para garantizar una vida libre de violencias antes y después del COVID-19, Red Nacional de Refugios A.C., México.
León M. (2009). “Cambiar la economía para cambiar la vida. Desafíos de una economía para la vida”, El buen vivir, Acosta A. y Martínez E. (comp.), Abya-Yala, Quito.
Mies M. y V. S. (1993). Ecofeminismo. Teoría, crítica y perspectivas, Icaria, Antrazyt, Barcelona.
Puleo A. (2011). Ecofeminismo para otro mundo posible, Cátedra, Madrid.
[1] Según el reporte De los discursos a los hechos: Violencias contra las mujeres y la ausencia de políticas gubernamentales para garantizar una vida libre de violencias antes y después del COVID-19.
[2] Hay varios tipos de ecofeminismos: esencialistas o clásicos, espiritualistas o socialistas, constructivistas, queer, y animalistas, veganos o antiespecistas. Además, “está conformado por una pluralidad y multiplicidad de propuestas, orientaciones y cosmovisiones […] Implica diferentes formas de entender tanto a las mujeres como a la naturaleza y por ende, diferentes formas de proponer alternativas de solución a las problemáticas que involucran a ambas” (Bustillos, 2005: 70).