Opinión de Alejandro Guevara Sanginés
La ralentización de la actividad humana y, en particular de la económica (que transforma a través de procesos fisicoquímicos) ha generado que de pronto veamos venados en las ciudades y que regrese la fauna. Con esto vemos cómo el modelo económico y social que tenemos ha desplazado a la naturaleza. Por otro lado, también es importante recalcar que se detuvieron algunas obras importantes en la industria de energía renovable, como las instalaciones de páneles solares que requieren intensa mano de obra; es decir, se corta tanto la economía gris como la verde.
Algunos sectores ambientales se están afectando positivamente con este respiro, porque cuando se declaran moratorias como en el sector pesquero, por ejemplo, el ecosistema se restablece de manera natural y la productividad aumenta. Así, el hecho de no hacer nada, puede aumentar la productividad en el mediano plazo, pero la tentación de recuperar el terreno perdido podría afectar a todos los ecosistemas: bosques, selvas y mares, a través de la deforestación, de las tasas de extracción de pesca, de explotación de los bosques, etcétera.
No podemos predecir lo que va a pasar, pero los economistas tenemos claro que recesión, es decir, la caída del Producto Interno bruto, trae casi inevitablemente la falta de inversión y el deterioro del capital físico. En periodos de poco crecimiento, las empresas no hacen planes de expansión, sino que más bien hacen planes de sobrevivencia, por lo que tienen, primero, que absorber sus costos fijos y tratar de mantener el mercado para no desaparecer. Con esto, las medidas que se pueden tomar son las políticas contracíclicas verdes; es decir, si el ciclo económico va para abajo, el Estado puede intervenir y hacerse más presente con inversión pública que ayude a conservar el ecosistema; podría generar obras de infraestructura para saneamiento, para acabar con las fugas y distribuya el agua a tanta gente que le hace falta; podría generar programas de empleo temporal que contribuyan a reducir la desigualdad, que mejoren la seguridad alimentaria, la seguridad en salud y la seguridad pública.
Una ruta favorable está en los objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030 porque ahí se ve el tipo de cosas que se necesitan: reducción de la pobreza, fin del hambre, sociedades más igualitarias en términos de género, integración de grupos sociales que han estado secularmente discriminados, y consumo y producción sostenible; es decir, una economía más verde.
De los Impactos económicos por el Covid
La contracción económica le pega a casi todo el mundo porque con ella, caen las oportunidades de empleo y el empleo digno y bien remunerado es una de las mejores formas de atacar la pobreza. Todo esto le pega al sector formal, pero también al informal urbano, pues en la medida en la que hay despidos y se cierran las fábricas, quienes eran asalariados pierden su poder adquisitivo y dejan de consumir en el sector informal. Entonces todo mundo se ve afectado y en este proceso, considero que, más que las comunidades, que muchas veces viven de lo que producen, será el sector urbano el más afectado, hay poca gente que puede subsistir ante la caída generalizada de bienes y servicios que habitualmente se consumen.
La gente que deje de percibir salarios, se va a tener que ajustar el cinturón y va a tener que pedir préstamos, hacer empeños y vender sus pocos activos y obviamente eso profundiza sus niveles de pobreza. Incluso, algunos tendrán gastos superiores para atender a sus enfermos. Entonces, el desempleo tiene esa doble vertiente de sufrimiento económico, pero también psicológico y social, y ante esa desesperación es cuando surgen los brotes de violencia y criminalidad.
Entonces ¿qué tipo de economía se podría aportar para el beneficio del común? Reitero, que sea una economía que invierta en bienes públicos, con una política fiscal redistributiva porque se ha visto que cuando un Estado gasta en servicios de salud, en servicios de agua potable, transporte, educación y en los servicios básicos que requiere una persona para su bienestar, mejora la distribución. En México habría que cambiar eso, pues hay muchos subsidios que favorecen más a los ricos, pero muchas veces esto no es lo mejor, pues se generan conflictos con las comunidades. Me parece que es un buen momento para que las empresas dialoguen con las comunidades y se generen procesos de bien común.