Opinión de Rosario Espinosa Martínez
La pandemia es un vuelco histórico en todos los ámbitos humanos, incluido el socioambiental. Debo admitir que tengo una visión más bien pesimista sobre la posibilidad de cambiar drásticamente el rumbo de la depredación de los recursos por un aprovechamiento racional y humano. Tengo pocas esperanzas de que la pandemia nos haya hecho reflexionar lo suficiente como para aceptar que debemos cambiar.
Dicho lo anterior, considero que si después del confinamiento global la gente abre la puerta y sale corriendo a consumir como lo hemos hecho hasta ahora, habrá un impacto negativo inmediato sobre los recursos naturales y, por supuesto, también sobre la calidad del aire, del agua y de la tierra.
Hasta ahora nos hemos hecho ilusiones de un cambio al ver que algunas especies han salido a recuperar espacios antes vedados; o que el índice de contaminación bajó en China, Europa y Estados Unidos. Sin embargo, en algún momento vamos a salir y la salida en tropel puede ser peligrosa. Es cuando pienso que se van a generar más conflictos porque los impactos de la pandemia en la economía de millones de personas será impresionante. Por ejemplo, en América Latina, habrá 30 millones más de personas empobrecidas, y puede ser que, vean en la explotación de recursos naturales, una forma rápida de obtener dinero: talando madera, extrayendo especies protegidas para venderlas al mercado negro; extrayendo minerales metálicos y no metálicos de manera ilegal y cualquier otra actividad semejante.
Por otro lado, los intereses criminales, que ya privan en actividades de extracción ilegal de recursos, van a tratar a toda costa de mantener sus privilegios y canonjías, y no tendrán reparo en eliminar a quienes se opongan a ello. Incluso ya en estos meses de pandemia han asesinado a defensores del medio ambiente. La pandemia no guarda a los criminales en su casa. Ellos siguen haciendo lo suyo y aprovechan la confusión para mantener en la impunidad sus asesinatos. También me parece que la invasión de tierras se puede incrementar por el desplazamiento de personas de algunos territorios. Las personas desplazadas tendrán que buscar un terreno dónde vivir e invadirán, incluso áreas protegidas, como sucede en la ciudad de México y sus alrededores en las zonas de reserva.
Las responsabilidades del Estado, empresas y sociedad
- El Estado es un actor fundamental que debe garantizar la gobernabilidad, porque estoy segura que ha abdicado de su responsabilidad para cumplir y hacer cumplir las leyes, y ha dejado en manos de criminales y de empresarios voraces, la explotación sin freno de los recursos naturales.
- A las empresas les ha faltado la ética del compromiso y la ética de la responsabilidad por lo que llamamos “la casa común” y eso no ha quedado claro. Si esta pandemia nos sirve para pensar que el modelo de producción y consumo nos está llevando a la debacle como humanidad, no habrán tenido sentido tantas muertes por la pandemia; si no cambiamos nuestro modo de consumir desenfrenadamente una vez que se abran las puertas, el confinamiento habrá sido en vano.
- Por parte de la sociedad también tenemos una gran responsabilidad y un gran poder que apenas empezamos a descubrir. Socialmente hemos estado aletargados dejando todo en las manos del mercado y del gobierno y no hemos tomado el rol que nos pertenece. Es preciso que abonemos más en la ética del cuidado de este planeta único que tenemos.