Opinión de Katia Ornelas:
Esta crisis tiene muchos retos y complejidades sociales, económicas, de salud pública, de salud mental y, obviamente, de medio ambiente. Hemos visto efectos inmediatos, pero veremos más efectos a mediano plazo. Lo que es un hecho es que un evento tan fuerte como el que estamos viviendo, que nos ha impactado tanto a nivel personal como interpersonal, puede ser un detonante de conflictos previos y de situaciones complejas que se vivían desde antes. Por ejemplo, en materia de acceso a la salud pública en el país, esta crisis está dejado ver las debilidades y deficiencias en ese sector, así como las condiciones de desigualdad previa.
Desde mi experiencia profesional en el campo de la construcción de paz, he pensado en términos de las relaciones entre patrones, empleados, ejidatarios, personas que viven y trabajan en el campo, en lugares donde hay acceso a recursos naturales importantes. Durante la pandemia han tenido las mismas jornadas laborales, sin tener ningún tipo de reconocimiento al valor de su trabajo ni poderse proteger adecuadamente.
Las medidas de confinamiento nos están haciendo ver que necesitamos empezar a preocuparnos más por lo que sucede localmente; es decir, por los negocios y las personas con las que tenemos mayor proximidad. Hay tantas cosas que se nos están escapando de las manos, que lo único que nos queda es mirar lo que pasa aquí y ahora en nuestra comunidad y en nuestra familia. Ésta es una oportunidad para visibilizar lo que el ritmo cotidiano no ha permitido y darnos cuenta de la existencia de las desigualdades, simplemente al observar a las personas que siguen trabajando en las calles y que deben hacerlo para sobrevivir.
Una persona que se dedica a la construcción de paz reflexiona sobre sí misma, sobre su entorno, los roles que se están jugando y las oportunidades de facilitar diálogos para generar empatía y entendimiento y acercarnos más, pues estamos desarrollando un pensamiento más crítico y reflexivo —sin distractores externos— y eso nos permite ver las cosas desde diferentes perspectivas. Una recomendación en este contexto de la contingencia es hacer un mapeo tanto de las personas que están cerca como de recursos y necesidades, con la intención de tender puentes de colaboración e intercambio y crear células de cuidado y atención en nuestros entornos.