Opinión de Carolina Ruesga Fernández
Me parece un poco temprano para ver los efectos de la pandemia, pero lo que veo es un panorama socioambiental complicado, pues al menos hay 180 conflictos importantes en el país que se dan en contextos con asimetrías de poder muy grandes entre las comunidades, las empresas y los gobiernos. Lo más grave, me parece es que nos estamos acostumbrando al asesinato de los defensores del medio ambiente y eso es triste, sobre todo porque estos, hombres y mujeres, tienen roles en sus comunidades que van mucho más allá de las defensas que hacen: representan no sólo el anhelo de justicia, sino los procesos de construcción de comunidades. Poca información sobre pueblos indígenas
Podemos asumir que se van a generar más conflictos porque la pandemia nos ha sensibilizado más en el tema de seguridad alimentaria y en nuestros medios de vida, en la importancia del agua, por ejemplo.
Es muy importante decir que la mayoría de los conflictos que tenemos en contextos rurales tienen lugar en territorios indígenas, pero muchas veces desde las ciudades los subestimamos, porque tenemos una visión poco informada y sesgada sobre ellos (siempre pensamos, desde acá, en los indígenas como los migrantes o los que vienen a trabajar, como las trabajadoras domésticas o a los que vemos trabajando en las calles), por lo que quienes vivimos en contextos urganos entendemos muy poco de la naturaleza de sus conflictos y los efectos que estos tienen también en nuestras vidas.
La inmunidad indígena
En ese sentido, en relación a los conflictos socioambientales, lo que hay que entender y no dejar de ver es que estamos exterminando a las comunidades indígenas de México. Su impacto es brutal, en muchos sentidos, y en el plano sociocultural.
Ahora, ante la pandemia, las comunidades indígenas podrían estar en una situación más vulnerable aún que la nuestra porque su espiritualidad y su relación con la salud son distintas, así que pueden tener una forma diferente de entender su inmunidad. Habría que investigarlo y hacer algo al respecto.
Las narrativas confusas
Cuando el presidente dice “primero los pobres”, no necesariamente se refiere a los indígenas, y es que la situación que se presenta con la pandemia no sólo tiene que ver con pobreza, sino que nos ha permitido mostrar y comprender mejor lo que es la vulnerabilidad. Y este gobierno insiste en que lo que va a hacer será en beneficio de este conjunto de personas del censo que, aunque podemos asumir, están en condición de pobreza, desde mi punto de vista, es insuficiente porque olvida más a los vulnerables, que son las poblaciones indígenas y subestima a otros grupos en vulnerabilidad en el medio urbano, también porque en una situación así, aunque no se esté en
pobreza crónica o en pobreza extrema, se puede estar en mucho mayor riesgo de morir por la vulnerabilidad. Entonces, la vulnerabilidad, entendida como una forma particular de pobreza, debería ser prioridad ahorita.
«Este gobierno no ha asumido aun su deuda histórica con las poblaciones más excluidas que, para mí, son las comunidades indígenas, siendo evidente que no ha desarrollado una relación de justicia social con las y los defensores de los recursos y los territorios.
Comprender la interdependencia
La pandemia ha sido una buena llamada de atención sobre la interdependencia que tenemos unos con otros. En las ciudades, necesitamos educarnos y sensibilizarnos en el tema de los conflictos para convertirnos en el contrapeso social necesario que genera cambios en todos los rincones del país. Es necesario crear mecanismos y una cultura de paz que nos corresponsabilice a los ciudadanos. La pandemia nos ha hecho ver que no importa lo ricos o pobres que seamos, somos igual de vulnerables ante la enfermedad y la muerte, así que es más necesario que nunca ir generando un pensamiento sistémico y asumir nuestra interdependencia.